¿Sabías que Halloween es una fiesta con origen Católico?
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Halloween tiene raíces Católicas |
Una de esas situaciones incomprendidas es la celebración de Halloween. En América Latina, muchos sacerdotes critican e incluso advierten a sus parroquianos contra la participación en esta festividad. Sus temores surgen de la versión distorsionada de Halloween que ha sido importada, marcada por el libertinaje, la vestimenta provocativa, la indulgencia con el alcohol y la apertura a lo oculto. Lamentablemente, en lugar de oponerse a estas celebraciones inapropiadas, denuncian la festividad en su totalidad. Su perspectiva es comprensible, dado que ésta es la única versión de Halloween que conocen.
Contrariamente a las ideas erróneas populares, Halloween tiene raíces Católicas. El término "Halloween" fusiona "hallow", que significa "santo", con "e'en", una contracción de "tarde". "Hallows" se traduce como "santos". Por lo tanto, "Hallow-e'en" o "Hallows' Eve" significa "La víspera de Todos los Santos". Celebrada el 1 de noviembre, la Solemnidad de Todos los Santos comienza con la Oración de las Vísperas el 31 de octubre o Halloween. Como se explica en el "Memorando sobre la celebración de Halloween dentro de la Diócesis" del obispo Konderla de la Diócesis de Tulsa en 2018, Halloween marca el comienzo temprano de la celebración de esta solemnidad. Es desalentador que muchos de nosotros prestemos atención a estos sacerdotes y, sin comprender la esencia de la festividad, la demonicen. En consecuencia, se abstienen de actividades tradicionales como pedir dulces o permitir que sus hijos usen disfraces. Si bien los padres tienen la prerrogativa de decidir cómo celebrar, es esencial honrar el aspecto religioso: asistir a Misa en la Solemnidad de Todos los Santos, un día de precepto. El problema surge cuando algunos individuos inventan pecados y acusan injustamente a otros de ellos. Me duele escuchar a los padres, principalmente hispanos, confesar lo que perciben como pecado al dejar que sus hijos salgan a pedir dulces o usen disfraces inocentes. Eso lamentablemente ocurre todos los años por estas fechas. Esta percepción errónea sería similar a afirmar que los católicos no deberían celebrar la víspera de Año Nuevo debido a las supersticiones y rituales paganos que muchos realizan en esa fecha. En lugar de abstenerse, la atención debe centrarse en conmemorar de manera cristiana: asistir a Misa, expresar gratitud a Dios y apreciar el tiempo con la familia. Entonces, ¿cuál es mi sugerencia? Es importante aclarar que no estoy recomendando celebrar Halloween en su forma comercializada. En cambio, deberíamos recordar sus orígenes como la víspera de un día santo de precepto y asistir a Misa. Propongo recuperar la verdadera esencia de la festividad. Abracen el espíritu de la Víspera de Todos los Santos y evangelicen disfrazándose de sus santos favoritos y disfrutando de dulces con sus vecinos. Ya sea que decidamos celebrarlo o no, debemos abstenernos de imponer cargas indebidas a los demás inventando pecados. Actividades como pedir dulces y usar disfraces no son pecaminosas, mucho menos en una fiesta que tiene origen Católico. Sin embargo, es fundamental evitar cualquier acción o vestimenta que contradiga los valores cristianos, como disfraces que glorifiquen conductas pecaminosas o incursiones en lo oculto. |